A veces siento miedo de llegar a pensar literalmente esto que escribió Frank Kafka en su diario en 1918: “Odio todo lo que no se relaciona con la literatura, las conversaciones me aburren (aun cuando se relacionan con la literatura), visitar a la gente me aburre, las alegrías y las penas de mis parientes me aburren en el alma. La conversación anula la importancia, la seriedad, la verdad de todo lo que pienso”. ¿Qué me consuela? Que yo no veo la literatura como una forma de aislamiento sino como una manera de participar en los escenarios de la vida, de entenderla. A mí los libros me sirven para descubrir al otro, así sienta que me hacen falta dos eternidades para saber mínimamente qué es eso de la humanidad.
Esta semana, en el suplemento cultural...