Si el presidente Marroquín, con la separación de Panamá, pasó tristemente a la historia como el mandatario que recibió un país y entregó dos, Santos entrará en sus páginas no solo como el jefe de Estado en cuyo gobierno se perdieron con Nicaragua aguas territoriales colombianas, sino como el que implantó la nueva “legislación”, tan peligrosa como extravagante, de fijar los límites departamentales por la fuerza de los paros regionales.
Este gobierno, que obra siempre bajo coacción, se dejó intimidar de los huelguistas del Chocó, para despojar a Antioquia de sus tierras en Urabá. No fue exageración del gobernador Luis Pérez cuando denunció el zarpazo geográfico como condición para levantar la huelga. El mismo Comité del paro cívico –y antier el...