En 2015 hubo muchas señales de desaliento. Presenciamos la implosión del Medio Oriente, con la expansión del Estado Islámico en la estela de la guerra civil de Siria y en Irak.
Este proceso se reflejó también en Africa, donde Libia se hunde en el desgobierno y los grupos radicales islámicos hacen del terrorismo una amenaza cada vez más difundida. En Europa, asustada con las oleadas migratorias, crecen los partidos xenófobos de ultraderecha.
Y en Estados Unidos, la resonante voz del empresario Donald Trump, uno de los candidatos republicanos a la presidencia, pone en riesgo los ideales de los padres fundadores del país, creado para ser la tierra de la libertad religiosa y de la aceptación de la diversidad.
No obstante, no todo fue desánimo. La Conferencia...