Cuando viajamos en avión no es raro que el piloto anuncie que “estamos pasando por una turbulencia” y pida que nos abrochemos los cinturones. Si el sacudón es fuerte, aunque sean pocos minutos, parecen una eternidad.
Las “turbulencias” que pasamos en la vida también suelen parecer eternas, pero aunque sean muchas las pérdidas, si nos dedicamos a aprender de ellas y a ayudar a quienes han sufrido mucho, saldremos enriquecidos.
Las calamidades y situaciones de crisis traen perturbaciones en la vida de todos nosotros, pero a pesar de las incomodidades que conllevan, pueden ser una oportunidad para enriquecernos como familia.
Cuando tenemos una pérdida o un revés de fortuna es importante hacer partícipes a los hijos de lo que está ocurriendo por doloroso...