Hace dos semanas pensaba votar en blanco en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Derrotados los candidatos que ―para mí y para millones de colombianos― representaban la mejor opción para dirigir los destinos de Colombia entre 2018 y 2022, no quería resignarme a votar por ninguno de los dos aspirantes de la derecha y la izquierda que pasaron a la segunda vuelta.
No tengo ninguna animadversión personal frente a ellos. Gustavo Petro me parece inteligente y arrogante. Cometió errores como alcalde de Bogotá, pero no robó, lo cual ya es mucho decir de un político colombiano. Además, trató de mejorar las condiciones de vida de la gente más pobre de la capital. Iván Duque me simpatiza mucho más. Tiene una hoja de vida limpia y fue formado...