El ministerio de Jesús comienza por el anuncio de la buena nueva que va a producir la gran revolución del mundo. Las esperanzas se han hecho realidad. Hay que tomar posiciones y la más necesaria es la de convertirse a Dios por la aceptación del Evangelio.
Unos cuantos hombres se sienten especialmente interpelados, lo dejan todo y le siguen. La llamada fue clara y urgente. Ellos rompieron con la situación en que vivían para adherirse a una persona en otro tipo de actividad: la colaboración más directa en el apostolado.
Jesús toma el relevo de Juan para insistir en la opción fundamental por Dios en Jesucristo: la conversión. El reino está cerca y hay que vivir para él, porque en él está la realidad verdadera del hombre y su destino. Quiere decir...