Estación La Duda, a la que llegan todos los que tienen algo que decir, aunque en realidad no dicen nada claro porque en la boca y los papeles cargan más emociones que razones, exponen los datos sin análisis y tratan de dar por cierto lo que quieren que se crea y no lo que realmente pasa. Y en este desbarajuste, que propicia la mentira (toda verdad a medias es una, pues el casi no es una certeza), se habla y grita, aumentan los calores y se mueven los intereses propios, a la par que aparecen las contradicciones, lo que fue de una manera pero se presenta de otra, lo que pudo ser pero no resultó y entonces, en medio de un calor intenso, la palabrería crece, las acusaciones cubren el espacio como flechas persas y piedras encendidas de catapultas,...