Los colombianos somos intransigentes. O al menos esa sensación dejamos, por lo que siempre es conveniente reflexionar sobre un comportamiento que está en la raíz de la violencia. Una sociedad no es violenta porque dispara armas, sino que dispara armas porque es violenta. Existe, antes que el acto violento, una actitud anímica que lo origina y nutre. Es la intransigencia, que no es otra cosa que la negación o no aceptación del otro, con su individualidad y su inalienable derecho a ser él mismo.
Los intransigentes matan o persiguen porque condenan la forma de ser de los demás, o sus defectos y pecados, y llegan a la conclusión de que para corregir y borrar del mapa esos pecados y esas formas distintas de pensar no hay otro camino que eliminar a...