En varias oportunidades les he preguntado a los lectores sobre lo que les gustaría leer en el periódico. Las respuestas varían desde titulares utópicos hasta crónicas sobre lo que es vivir en Venezuela. Jamás me imaginé que en vez de una crónica me tocaría hacer un escrito en forma de disculpa, cargado de vergüenza y de impotencia. Los sucesos de los últimos días en la frontera, el despotismo y el irrespeto con que el gobierno venezolano ha tratado a los colombianos en esa zona me ha dejado confundida, a veces muda y sin saber bien qué decir. Es un despotismo que no me representa y que me hace sentir huérfana de país.
Claro que adjudicar culpas y generalizar es algo a lo que nos lleva la lectura rápida y simple de los hechos. No sé si es parte...