Se anuncia que 1.200 guerrilleros serán parte de la Unidad Nacional de Protección y cumplirán la tarea de escoltar a los jefes de ese grupo. Si se considera que los guerrilleros desmovilizados serán cerca de siete mil (la cifra ha ido creciendo: se habló primero de menos de seis), estaríamos en que casi el 20% de esa guerrilla seguirá armada, sin contar los comandantes y las disidencias vinculadas al narcotráfico y la minería ilegal. Esos 1.200 son un 30% más que todo el M-19 que, cuando se desmovilizó, tenía 917 miembros. Es decir, nos quedamos con una guerrilla armada por cuenta del Estado. Y esos guerrillos harán “presencia” en las mismas áreas en que las Farc han sembrado terror por décadas. ¿Cuál será el impacto en esas poblaciones de ver...