Estación Bronquios (si se quiere branquias), en la que el paisaje de la mañana y de la tarde es un compuesto de bruma y niebla, pero no brotado de la tierra y de las plantas sino de las chimeneas y los motores a gasolina y diesel, de las quemas indebidas (lo que incluye fundiciones de elementos peligrosos), de los frenazos en los trancones (que llenan el aire de partículas de caucho) y de las políticas de gobierno que son las de hablar de la contaminación, en foros y congresos, pero no controlarla, como si las palabras (en este caso desahogos), provocaran los hechos por sí solas. Y en este punto, las toses aumentan, las de los niños y los viejos, las de los perros y los gatos, las de las señoras que se asustan con tantas alzas y las de los políticos...