Estación Etiqueta, que nada tiene que ver con comportamiento en la mesa ni con relación a los buenos modales (cosas cada vez más escasas; por no decir, raras), sino con un papel político o emocional que se le impone al otro para señalarlo, denigrarlo y, en caso de fanatismo, perseguirlo, acosarlo y aislarlo. Así que a esta estación llegan los desahogadores de venganzas (psicología de transferencia), los buscadores de culpables, los mezquinos y arribistas, los retaliadores, los furiosos de sí mismos, los superhéroes de película, los que no logran adelgazar y esos cuya cara no cambia el espejo, por mágico que sea. En fin, todos los que tratan de hacer “justicia” de manera neurótica, cuando no psicótica y alebrestada, producto del calor y las frustraciones,...