Estación Vocería, a la que llegan preguntones de oficio, lectores desinformados, oyentes de radio que saltan de canciones a noticias, curiosos (más metidos que otra cosa), lectores de otros tiempos y con libros ídem, señoras que necesitan datos para su reunión de costurero, despistados solicitando una dirección espiritual, necesitados preguntando dónde está el baño, extraterrestres buscando la nave, escapados del manicomio, gente que juega al yo-yo y al trompo, salidos de una reunión en la que no se dijo nada, mujeres con trapeadora y rulos en el pelo (raras, pero existen), maridos desjuiciados, promotores de lectura rápida, vendedores de servicios (hablar más por celular, por ejemplo) y la fila sigue, larga y luciendo paraguas. Para averiguar...