No hay nada dicho acerca del progreso del mundo. Un paso adelante y dos pasos atrás, tal vez sería buena consigna. O al revés, dos adelante, para que entre sumas y restas salgamos ganando algo. En pocas palabras: la historia no es una flecha en perpetuo ascenso hacia mejores blancos.
Esta incertidumbre aplica tanto a las vidas contadas de una en una, como a la gran marea universal de los pueblos. Con frecuencia aparecen estadísticas sobre la mejoría conseguida en muchísimos campos de la cotidianidad. Abundantes y más sustanciosos alimentos, colegios gratis para todos, mujeres apropiadas de su valía.
Sería lógico que, gracias a estos progresos, la humanidad fuera hoy un conjunto de seres apacibles, conscientes de para qué están en el planeta, entregados...