Es una expresión que es utilizada con mucha frecuencia en nuestro culto cristiano.
Es una oración de petición que arranca de una fe profunda en que Dios, en este caso Jesús, puede hacer lo que se le pide y de una confianza ilimitada en que lo hará.
La fe es el distintivo esencial del cristiano. Una fe que recibe lo que quiere, porque lo que quiere es la voluntad de Dios. La lucha que la mujer “cananea” mantiene con Jesús, que la rechaza una y otra vez, resulta paradigmática.
Está en la línea de lo mandado por Jesús: “pedid...buscad...llamad”. Esto es lo que define sustancialmente al hombre. De ahí la necesidad de “luchar” con Dios en el terreno de una oración perseverante. La cananea obtuvo lo que pedía porque se mantuvo en esta actitud de esencial...