Los trágicos eventos de París le han dado al gobierno chino la oportunidad de airear ante el mundo eventos internos que el gobierno comunista estima que están contaminados con el terrorismo yihadista y que requieren de la atención de la comunidad internacional.
Horas antes de los atentados contra la capital de Francia, un ciudadano chino, Fan Jinghui, fue salvajemente degollado por los agentes de ISIS. Una reacción dura y contundente de Beijing no había ocurrido cuando París vivió el horror del ataque criminal sobre su indefensa población. Xi Jinping, quien atiende a sus propias razones de Estado, no había ido más lejos que condenar al terrorismo y presentar condolencias a la familia de Fan.
Ocurre que el gobierno chino estima que tiene dentro...