Sé de muchos libros en los que las historias de amor son la parte esencial de la trama, pero sé de pocas historias de amor donde los libros son el nudo que ata y da sentido a los principales episodios del relato.
La historia de Tita Manotas y su esposo, el escritor Álvaro Cepeda Samudio, es una de ellas. Ambos se conocieron y se amaron por muchos motivos, pero el que los unió vivos y muertos fueron los libros.
Antes de conocer a Cepeda, Tita era una lectora apasionada. A los once años, un estante con puertas de vidrio, cerrado con llave, provocó en ella una tentación incontenible de ver qué había ahí adentro.
“Era un deseo muy fuerte y yo, de alguna manera, conseguí las llaves”, me contó en su casa del barrio Prado, en Barranquilla, en medio de...