De vez en cuando salen en los medios historias impresionantes de personas discapacitadas que pudieron superarse y tener una carrera brillante, o simplemente aceptar su discapacidad y vivir con ella dignamente. Me vienen a la mente cantantes como Andrea Bocelli o José Feliciano, ambos ciegos pero con un talento muy fino para la composición y el canto y con una sensibilidad que quizás la ausencia del sentido de la vista lo han podido desarrollar mucho más.
O personas como Victoria Arlen, una bailarina de 24 años que cuando tenía 11 desarrolló en pocos días dos extrañas enfermedades: mielitis transversa y encefalomielitis aguda diseminada, con las que perdió las habilidades para hablar, caminar y bailar y que la llevaron a un estado vegetativo....