Como una mariposa ingenua, el país vive atrapado en una telaraña de escándalos. Y como en el rito sacrificial de la araña que caza su presa, también el país, al igual que el insecto que cayó en la trampa, a cada movimiento que hace más se enreda.
Los escándalos nos acosan desde que sale el sol hasta que anochece, en el ámbito personal o en el social, en lo privado y en el público. Aquí no ocurren cosas sino escándalos. No hay noticias, hay escándalos.
Se puede decir que todos en Colombia, culpables o inocentes, acusados y acusadores, justos y pecadores, nos encontramos atascados en la red de una telaraña inacabable de escándalos. Por activa o por pasiva, por fas o por nefas, nos hemos dejado arrastrar por la malsana atracción de los escándalos....