Se podría pensar que el rumbo se perdió cuando perdimos el miedo a los límites. Los límites son necesarios para no desbocarnos; aunque también es importante sobrepasarlos, para no estancarnos. ¿Cómo saber la diferencia? Lo que se necesita es discernimiento para saber cuándo sí o cuándo no, en qué sí o en qué no.
Cuando la revolución copernicana impulsó los límites más allá de la Tierra, se expandieron nuevos horizontes de conocimiento que le han permitido al ser humano, literalmente, ir más allá de las estrellas. Y eso estuvo bien.
Pero el tema de los límites se desbocó en el siglo XX cuando las teorías impusieron el rol del competidor, un ser capaz de realizar cualquier cosa porque ni la imaginación podría limitar sus avances. Y en medio del...