Esto de ser periodista es, muchas veces, un verdadero privilegio. Puedes ver lo mejor y lo peor de un país en muy poco tiempo. Así, en una semana, viajé de Guadalajara a Tijuana y, de ahí, a la ciudad de México. Y lo que empezó como un homenaje al libro terminó en un monumento a la desigualdad. Les cuento.
No hay nada como caminar entre montañas de libros. Literalmente. En un mundo cada vez más digital, donde los libros se están convirtiendo en pantallas, hay algo casi nostálgico en el olor a papel. Por eso la Feria Internacional del Libro en Guadalajara es, sin lugar a dudas, una de las mejores cosas de México. Resume -en un laberíntico centro de convenciones- la cultura, el pasado y las ideas que se nos han ocurrido a los mexicanos en los últimos...