Donald Trump y Nicolás Maduro se caracterizan por su recargada retórica nacionalista. Ambos, a su manera, y desde orillas distantes y populistas, sueltan discursos contra los inmigrantes. A Trump le molestan los mexicanos. A Maduro, los colombianos.
En el último mes, el excéntrico millonario norteamericano cargó su lenguaje de epítetos contra los vecinos del Río Grande. “México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (...) Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores”. Y por allá, al final, asume que “habrá algunos buenos”.
Maduro se revuelca en un estiércol verbal parecido: “Con estos cuatro operativos de arranque de la Operación Liberación del Pueblo (OLP) tenemos elementos en la mano...