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La alocución del presidente Barack Obama sobre la acción ejecutiva que busca regular la situación de los inmigrantes ilegales en Estados Unidos tuvo en vilo a casi todo su país.
Millones de hispanos tenían la esperanza puesta en que el anuncio del Presidente cambiara su situación de indocumentados, que viven a diario el drama de permanecer ocultos, sometidos a trabajos difíciles, obteniendo un mal salario y especialmente con el miedo constante a ser descubiertos, deportados y separados quizás para siempre de sus familias.
Una situación que, aunque dura, es, en muchos casos, más digna que la que tenían en sus países de origen (México como mayoría), donde la situación de violencia y desempleo los llevó a tomar medidas desesperadas...