Por DAVID J. HAYES Y LYNN SCARLETTredaccion@elcolombiano.com.co
Hace cien años, el Congreso aprobó una de las leyes conservacionistas más antiguas y consecuentes, la Ley del Tratado de Aves Migratorias de 1918. Su lenguaje era, y sigue siendo, claro y directo: a menos que un individuo tenga un permiso de caza válido, “será ilegal” en cualquier momento, por cualquier medio, o de cualquier manera “cazar, capturar, [o] matar” aves migratorias.
Es decir, hasta ahora.
Las líneas eléctricas, torres de comunicación, turbinas de viento, derrames de petróleo y aplicaciones de veneno y pesticidas matan a decenas de millones de aves al año, según el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos. Muchos están protegidos por el acta, y sus muertes,...