Ayer una amiga me envió un mensaje dramático que le había llegado; es un fragmento de la realidad social y cultural en la cual vive la ciudad.
“Eran las 6:45 pm, mi hijo y yo salimos de la Universidad Nacional, caminando hacia el Centro Comercial Florida, bajaba corriendo un joven sin camisa, sin zapatos, angustiado, lloraba, quizás tenía 15, 16 años, nos abordó desesperado, nos dijo que por favor lo ayudáramos, que le habían robado en el cerro y lo habían violado. [Asustado] corrí con mi hijo a la Policía Antioquia que está a tres cuadras, no supe que hacer. Hablé con los policías, mi hijo temblaba”.
Aún si uno entiende que un padre se preocupe primero por su hijo, el testimonio al mismo tiempo nos permite hacer una reflexión más amplia. Porque...