Ayer sábado, a las cuatro de la madrugada, cerca de cuatrocientos músicos de Córdoba, que nunca antes se habían visto las caras, se plantaron en el parque central de San Pelayo y entonaron el porro emblemático de la región: “María Varilla”.
Esos cuatrocientos músicos pertenecen a diferentes bandas de viento, viven en lugares apartados entre sí. Varios de ellos se habrán encontrado anteriormente en uno que otro festival, en algún fandango remoto, pero lo cierto es que en términos generales no se conocen y, por tanto, jamás habían tocado juntos.
Sin embargo, interpretaron “María Varilla” con afinación, con armonía. La razón por la que pueden tocar espléndidamente la canción que jamás han ensayado es porque están hermanados desde siempre por un folclor...