Había olvidado una de las experiencias más gratas de mi vida: el encuentro cara a cara con los lectores jóvenes de los colegios de los barrios populares de Medellín.
Pocas cosas me hacen tan feliz como esa clase de encuentros. Uno conversa de tú a tú con muchachos que, en medio de las tribulaciones de su vida diaria, se enfrentan al presente y al futuro sin amargura, llenos de ilusiones, con la mente abierta y el corazón limpio.
Esta semana volví y sentí esa felicidad hablando con un grupo de estudiantes y profesores de la Institución Educativa La Huerta, situada en la comuna de Robledo, en el barrio Mirador de la Huerta, a unos 3 kilómetros y medio del centro de Medellín.
Mi visita hizo parte del programa “Adopta un autor”, promovido por la Fiesta...