La VIII Cumbre de las Américas celebrada en Lima transcurrió sin sobresaltos, como una ceremonia protocolaria en la cual el ritual reemplaza el contenido. Varios factores contribuyeron a ese resultado. La ausencia del presidente de Estados Unidos, algo que sucede por primera vez en veinticuatro años, es un indicio de la poca importancia que le asigna Donald Trump a las relaciones hemisféricas y de su actitud inamistosa hacia América Latina, en particular. Las ausencias de Raúl Castro y de Nicolás Maduro le restaron colorido a las discusiones.
Adicionalmente, la reunión coincidió con procesos políticos en varios de los países grandes de América Latina. Brasil, Colombia y México están próximos a celebrar elecciones presidenciales. Y el país anfitrión,...