“Solos, mientras sus padres y madres trabajan, están abandonados y listos para llenar crónicas periodísticas sobre violaciones, manipulación y utilización por parte del atarvanado urbano”. Así expresaba mi amigo William Moreno su desazón con los palos que el presidente Santos puso al proyecto de ley que pretende formalizar, a través del ICBF, a 55.000 madres comunitarias que trabajan en el país, argumentando que la erogación anual de 800.000 millones de pesos “afecta la estabilidad de las finanzas públicas, el equilibrio macroeconómico y el principio constitucional de sostenibilidad fiscal”.
Los Hogares Comunitarios nacen como respuesta a un fenómeno social que venía ocurriendo, desde mediados de los años 70, en las zonas más vulneradas de las...