cristina De Toro R.
Cada que el profesor Antanas Mockus sale a los medios a dar explicaciones sobre la contratación que hiciera el Fondo de Programas Especiales para la Paz, con la Corporación Visionarios por Colombia que él encabeza, por un monto de $ 480 millones y en el cual se especifica que se deberán implementar “acciones innovadoras que contengan mensajes e ideas estratégicas para invitar a una movilización ciudadana que promueva el respaldo social ante las conversaciones que adelanta el Gobierno y las Farc-EP en La Habana”, se hace más evidente que la marcha del domingo no es más que otro de los tantos eventos que ha comprado el gobierno Santos, para promocionar su dichoso proceso de paz.
No cuestiono al señor Mockus porque la corporación que él lidera haya hecho contratos con el Estado, puesto que como cualquier entidad está en todo su derecho de hacerlo. No veo nada de malo en que cobre por realizar un trabajo y si le pagaron para organizar una marcha, pues que marche. Eso sí, que no pretenda hacernos creer que su marcha es “por la vida”, y menos aún, que es un acto espontáneo y altruista.
Es ahora que viene uno a entender por qué, en las pasadas elecciones cuando se enfrentaban en una apretada puja el candidato presidente Juan Manuel Santos y el candidato del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, el profesor Antanas Mockus apareció, sin ton ni son, apoyando incondicionalmente la apuesta de Santos por la paz.
Muy posiblemente, desde ese entonces, empezaron los compromisos del señor Mockus con el actual Gobierno.
Ahora bien, para quienes tengan dudas de que la marcha del domingo está íntimamente ligada al proceso de paz de La Habana, doy un par de ejemplos que quedaron consignados en la entrevista que Marisol Gómez, periodista del periódico El Tiempo, le hizo al exalcalde y que publicó el 28 de febrero.
“¿Por qué la marcha del próximo domingo?”.
“Porque debe haber una transición emocional. Ahora que los acuerdos de La Habana están avanzados, tenemos que pensar en disminuir los odios para que no reviva la venganza y, en el peor de los mundos, el conflicto.
“La marcha está atada al proceso de paz...” (frase que suelta la periodista como tanteando al profesor Mockus).
“En la mesa de La Habana han avanzado y aquí necesitamos hacer un proceso más humano. Los prejuicios nos impiden comprender que el otro también sufrió. La guerra está llena de mentiras, y parte del proceso de paz es el sinceramiento. Es decir: ahora que usted me reconoce tal cosa, yo admito que cometí tal barbaridad”.
Como quien dice: todas las respuestas conducen a La Habana.
Nunca he sido seguidora del señor Mockus, porque me parece que su discurso político ha sido siempre confuso y contradictorio, además, porque no estoy de acuerdo con esos personajes que recurren, como él, a comportamientos extravagantes, insolentes y, en ocasiones, hasta obscenos, para llamar la atención. No por ello puedo desconocer que ha hecho grandes aportes en el campo de la cultura ciudadana.
Sin embargo, esta vez al señor Mockus se le fueron las luces del todo, como decimos coloquialmente. La tal “marcha por la vida” no es más que una apología al proceso de paz del presidente Santos. Lo del domingo es ¡una marcha Farc...sa!
P.S. Definitivamente, todo el que se arrima al presidente Santos sale pringado.