El domingo es un día distinto. Un día para disfrutar y celebrar las maravillas de la vida. Para compartir en familia y con la gente que queremos. Para dedicar un rato al silencio donde accedemos al misterio que nos desborda y ama, en lo más profundo de nosotros mismos, y para encontrar en lo más íntimo la fuente de nuestra energía espiritual y las mociones profundas que nos permiten acceder paulatinamente a la sabiduría.
Este momento con nosotros mismos se enriquece cada semana con un texto de la Escritura para saborear y compartir en familia y con amigos. Hoy el texto tiene la cruda belleza totalizante del amor humano: “Los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola...