Si nada raro ha pasado, a estas alturas el presidente Brasil es Jair Bolsonaro. La cabeza de un movimiento de ultraderecha que tiene con los pelos de punta a la comunidad internacional. Pero que es en Brasil, en sólo un pueblo, tiene el 80% de los votos de toda la población votante. Pero si en Suramérica llueve, en el centro no escampa: a la marcha de más de 7.000 personas que están caminando desde Honduras y El Salvador, se han unido más marchantes que piden el ingreso a los Estados Unidos.
¿Cómo se explica que alguien catalogado como un misógino, homófobo y racista, cuente con semejante popularidad? Como un grito de auxilio de la sociedad brasilera que hoy está pensando en sobrevivir a los más de 175 homicidios que se produjeron al día en...