Este es mi comentario a las observaciones que se han hecho sobre mis columnas anteriores tituladas “No quiero a Watson” y “La educación virtual”.
Como sociedad estamos intentando aprender a pensar; y mejor aún, a pensar distinto. Muchos quisieran que todos pensemos igual y opinemos lo mismo, porque es más fácil influir sobre una sociedad uniformada. Por eso, entre otras razones, algunos sectores poderosos insisten en la globalización, pues sus intereses de mercado los impulsan a unificar gustos y pensamiento, para que la masa los siga, apoye y compre.
Quizá uno de los mayores problemas de la humanidad es cuando se ha pretendido convencerla de la bondad de un único camino para transitar. Si se analiza con detenimiento, se descubrirá que detrás...