Una purga sin clemencia forma parte destacada y visible de la agenda de gobierno de Xi Jinping desde que se instaló en Beijing hace poco más de dos años.
Un rescate de valores desde lo alto del poder se ha estado instaurando en este tiempo y la lucha anticorrupción ha pasado a ser la bandera del gobernante que se está diferenciando de sus predecesores a través de un ejercicio de adecentamiento de la función pública.
El último hecho protuberante fue el arresto, hace pocos días, de un miembro del Partido Comunista, Ling Jihua, quien además había tenido la alta responsabilidad de ser asistente directo del presidente Hu Jintao.
Este funcionario simbolizaba todos los excesos que es posible cometer desde el poder, lo que, en la opinión del Xi, socava...