Mientras elaboro el duelo por la vergonzosa derrota anunciada del Nacional el sábado, un alivio puede estar en retomar el tema de las especulaciones políticas. De las encuestas más recientes se deducen tendencias apenas incipientes que pueden revertirse con el paso de los días, pero también los riesgos que pueden gravitar sobre la maltrecha democracia colombiana, entre ellos el de que al sucesor de Santos le toque presidir el famoso gobierno de transición en que tanto ha insistido Timockenko y, por consiguiente, actuar a imagen y semejanza de Kerensky, el personaje que permitió el triunfo de los bolcheviques en la llamada segunda Revolución de Octubre de 1917.
Me resisto a hacer casandrismo, catastrofismo y pronósticos tenebrosos. Pero tampoco...