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En Cartagena (Cumbre de 2012) se dijo que esa era la última cumbre sin Cuba. Y ahora en la séptima, ocurre. Es un broche de oro que esté sentado ahí Raúl Castro. Ha hecho su presentación finalmente ante la cumbre, un poco larga, pero como él dijo: “Me deben seis cumbres, así que voy a hablar un poco más largo”.
Cuando fui ministro de Relaciones Exteriores de Chile restablecimos relaciones con Cuba en el año 1996, estaban demoradas ya. Esa fue una de las cosas que conseguí, y no es que yo sea particularmente afín a Cuba, pero a lo que no soy afín es a la exclusión, dejar afuera no consigue nada y se perjudica el sistema.
La VII Cumbre de las Américas, con 35 países por primera vez juntos, ha sido un éxito enorme desde el punto de vista de la participación. Desde el punto de vista del debate, ha sido buena, ha tenido contribuciones muy valiosas, algunas veces ha tendido a agitarse demasiado. Algunos dicen que no quieren la confrontación, pero hacen discursos confrontacionales. Eso es natural. Había ganas de discutir.
Yo creo que todavía falta mucho para una reconciliación del continente. Como dijo Castro, una cosa es la reanudación de relaciones y otra cosa es la normalización. Lo que es importante es que no va a ser peor que antes.