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Como parlamentario del Partido Liberal conocí bien y traté al presidente Virgilio Barco. Tengo constancia directa de su verticalidad, como cuando ordenó cumplir con el compromiso electoral de poner en marcha la elección popular de alcaldes, ya aprobada en el mandato anterior pero pendiente de reglamentación, y frente a la cual varios jefes del partido tenían reservas.
No creo que Barco haya sido un presidente ajeno a su época. Por el contrario, fue un mandatario plenamente ajustado a los retos contemporáneos. Hizo una cosa muy valiosa, que fue reponer el sistema de gobierno y oposición, lo cual permitió cumplir una mejor administración, pues estaba de forma permanente sujeta al control político de la oposición del conservatismo.
También fue un...
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