Este es un diagnóstico de problemas estructurales, que afectan a los sistemas de protección a la vejez en todas partes, y en unos desafíos que enfrentamos en nuestro país.
En primer lugar, está la transición demográfica que enfrentan todos los países del mundo. El segundo problema estructural que enfrentan los sistemas pensionales de reparto es la informalidad laboral. El tercer factor que agravará estas tendencias es la revolución tecnológica que se está plasmando en la Robotización y la Inteligencia Artificial.
El cuarto factor es el reparto de su baja rentabilidad. El quinto problema es su enorme inequidad. El sexto problema es la inexistencia de un régimen de protección social para la vejez y la discapacidad que cobije a los trabajadores informales. El séptimo problema es su precario gobierno corporativo y el octavo es la consecuencia de los anteriores factores y se plasma en su elevado y creciente déficit fiscal y su insostenibilidad financiera.
Además de estos graves y no resueltos problemas que heredamos del pasado, tenemos que enfrentarnos a retos enormes, como el inexorable proceso de la transición demográfica y de la digitalización de la sociedad. Por las generaciones actuales, pero sobre todo por las futuras, tenemos la inmensa obligación de tomar las mejores decisiones y actuar con la mayor responsabilidad.