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7 y 9
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Fueron pocas las veces que tuve la oportunidad de conversar frente a frente con Elkin Ramírez. Quizá cuatro o cinco, pero siempre fue un tipo que admiré. En algún momento incluso lo critiqué. Mi vida entera era el punk, y por cosas de la adolescencia y del ruido que habitaba en mi cabeza, me hice un ser muy radical, no toleraba lo que no fuera este género, lo que no fuera rápido y contestatario. De Kraken y de Elkin me chocaba su tono agudo, me molestaba su pinta, su poética; claro, yo estaba en otra tónica, gritando en un grupo de punk que llevaba por nombre Exkremento, y además me gustaba lo sencillo, no toleraba el virtuosismo y quizá todas esas cosas me llevaron a pensar de esa manera.
Sin embargo, lo admiré, más en silencio, como un placer...
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