viernes
7 y 9
7 y 9
La ciudad pasa de un día que presagia el estío más cruel, a otro, con nubes grises, fuertes vientos y lluvias inclementes.
Bajo un árbol espero que amaine la lluvia. el agua humedece las cabezas de los presurosos. Una chica, no más de veinticinco, diría, sostiene una bolsa larga de papel cartón. Observa con paciencia, tremebunda, a los hombres que se le acercan. Pasa el rubio de paraguas negro, lleva los zapatos mojados y su traje azul oscuro delata las manchas de gotas que lo calaron, ese no es.
Se le acerca un trigueño de cabello engomado, pantalón de jean y camisa de cuadros azules. El hombre está pálido, sus ojos algo brotados y una incipiente barba muestra su perdida lucha contra una adultez imberbe. No es él tampoco. La joven sonríe, sus...
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