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7 y 9
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Diego Londoño
Crítico musical
@Elfanfatal
Una de las cosas que más ha definido mi existencia es el rock colombiano. No solo la etiqueta, los nombres de las bandas o el contexto histórico, sino el sonido, ese que me representa, que me hace sentir orgulloso y que indudablemente cambió mi vida, ¿les pasa a ustedes igual?
Y es que esa historia tan extensa, de tantos momentos, de tantos sonidos y anécdotas, se viene construyendo desde los años 50, desde la precariedad de no tener instrumentos. También desde la intuición artística con el contexto violento que nos ha rodeado, pero sobre todo, con una capacidad creativa y creadora que hasta hoy, es influencia y marca necesariamente un punto de reflexión como industria en el continente.
Y todo esto lo digo luego de ver a varias personas participar en una bella iniciativa llamada Yo compro rock colombiano, en la que invitan al público del país a consumir nuestro rock, a comprar nuestros discos y el merchandising, a asistir a nuestros conciertos y a invertirle un poco a todo esto que nos ha hecho tan felices en a lo largo del tiempo.
Yo consumo rock colombiano porque me gusta, no como una imposición por mi trabajo o por una tendencia social. Lo hago porque valoro el trabajo, el proceso y entiendo lo complejo que es tener una banda, gastar, invertir y no recibir un beneficio más que el de los aplausos y la satisfacción propia del alma y el corazón.
Qué bien que se reflexione una vez más sobre esto, qué bueno que músicos influyentes motiven al público y a las bandas que vienen en su proceso. Qué bien que las redes se llenen de mensajes con esa etiqueta “Yo compro rock colombiano”, es motivante de verdad, y es una oportunidad, además, para decirle a las bandas, a los creadores musicales, que si quieren que se compre rock colombiano, ofrezcan buena música, hagan las cosas con amor, con profesionalismo y le apuesten la vida entera a esto.
Cuando tengamos grandísimos discos, conciertos que cambien la vida, estrategias mediáticas, músicos profesionales y un trabajo que respalde casi 60 años de rock colombiano, ese día, la gente publicará y actuará bajo el “Yo compro rock colombiano” sin tener que pedírselo.
Es simple, como cuando se va a un restaurante, a una tienda de ropa, o al mismo cine, si no hay calidad, no hay compra, no hay público, no hay futuro. Y con esto no quiero decir que no existan estas cualidades, porque existen, pero no es la constante. Por eso propongo esta otra cara de la moneda para que nos exijamos a nosotros mismos y caminemos por la misma ruta, el camino de la causa nacional del rock colombiano.
Y como la escritura también necesita inspiración, este texto fue escrito con música de fondo de Aterciopelados, Kraken, Bajo Tierra, La Derecha, Los Suziox, I.R.A, Parlantes, Frankie Ha Muerto, Árbol de Ojos, Nadie, Ekhymosis, Oh’laville, Señor Naranjo, Telebit, Poligamia, Ciegossordomudos, Compañía Ilimitada, Estados Alterados, Doctor Krápula, Los Yetis, La Pestilencia, Génesis, 1280 almas, Superlitio, Diamante Eléctrico, El Pez, Sociedad Anónima, Los Spearkers, Hora Local y Los Árboles. Son muchas las bandas que se deberían mencionar, aunque no alcanzan estas páginas, pero ustedes saben cuales son.
¡Qué viva el rock colombiano!