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Es perceptible que para el municipio de Rionegro soplan vientos de crecimiento y desarrollo. Cada vez más se consolida como un área de asentamiento de grandes proyectos residenciales y comerciales, aparejados también con la prestación de servicios (de salud, financieros, de conocimiento e incluso industriales), que obligan a que esa municipalidad optimice y extreme el control y experticia de sus dependencias y herramientas de planeación.
La de Rionegro es una expansión que no puede descuidarse por el influjo definitivo que tendrá en el entronque de los valles de Aburrá y San Nicolás. Por el túnel que avanza para unirlos, por la segunda pista que es una necesidad inaplazable para el Aeropuerto José María Córdova, por “ese buen vividero” que hoy se materializa para cientos de habitantes de Medellín y otras ciudades del país, que buscan allí calidad de vida para consolidar sus proyectos de vivienda y fincas de recreo.
Y es en todos los órdenes que empiezan a plantearse retos enormes al ordenamiento territorial de ese municipio: saneamiento, vías, servicios públicos, seguridad, densidad residencial y espacio público.
En las conversaciones coloquiales se señala a Rionegro como “el segundo piso de Medellín”, pero bien podría pensarse que en unos años, con el potencial y el avance del Valle de San Nicolás, pueda llegar a decirse que “Medellín es el primer piso de Rionegro”. En uno u otro orden, la realidad objetiva indica que en esas frescas campiñas del Oriente florece un futuro prometedor de bienestar y oportunidades para el conjunto de los antioqueños. Por eso, desde ya, deben ponerse todas las miradas, aportes y mecanismos administrativos sobre los recursos y obras de un Municipio que es tan importante para sí mismo como para el proyecto subregional del Oriente.
Sobre el particular inquietan los hallazgos de una investigación reciente de este diario que reveló que en Rionegro, además de no haber curadurías urbanas, hay polémicas que ponen en entredicho las calidades técnicas y los procedimientos de la Secretaría de Planeación local.
Por ello mismo, según declaraciones recogidas en la investigación de EL COLOMBIANO, habría un gran influjo de asesores particulares en la adjudicación de licencias de construcción y en la ejecución de los proyectos, en particular de vivienda en parcelaciones y edificios en altura.
A ello se suma que ante la Personería de Rionegro están radicadas 44 quejas por el presunto incumplimiento de deberes, la extralimitación de funciones y el abuso del derecho por parte del secretario de Planeación, Jorge Alberto Urrea Mejía. Y aunque se trata de sindicaciones y de expedientes preliminares que apenas son punto de partida para establecer si ha habido o no conductas en contravía de las normas y la ley, y aunque tanto Planeación como la Alcaldía de Rionegro sostienen que su equipo lo integran profesionales idóneos, sería bueno que los organismos de control investiguen con celeridad y determinen la verdad de los hechos.
Rionegro no debe dar la imagen de un municipio donde los procesos corren aislados del resto de la subregión y del Departamento. Prácticamente conurbado con Medellín y las localidades aledañas del Oriente, es el momento de ver que allí las aguas del progreso corren en el mismo sentido que las del bienestar común de sus habitantes y del resto de los antioqueños, para quienes Rionegro debe ser ejemplo de bases firmes.