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Pasan los años y la terrible situación en Siria termina siendo un simple ruido de fondo para los habitantes del resto del planeta. Los delegados de Naciones Unidas allí, curtidos en mil batallas, repiten vencidos por la desolación que Siria es un infierno, que el sufrimiento humano supera cualquier límite. El país y sus habitantes son simples fichas para gobernantes sin escrúpulos. En ese sufrimiento, es particularmente cruel el sufrido por los niños. Caen a miles víctimas de bombardeos con todo tipo de material prohibido. Este año han muerto más de mil. 2 millones y medio han huido, ¿qué será de ellos?.