Las teorías de conspiración pululan en Internet. Existen sitios web, blogs y redes sociales dedicados a difundir historias que, en muchos casos, los cibernautas pueden dar por ciertas. Alrededor de estas historias de complots se conforman comunidades que elaboran conjeturas sobre la verdad tras algunos hechos históricos y comparten su desconfianza frente a las instituciones y el poder, o la creencia de que existe un plan oculto orquestado para mantener bajo control a las masas. Para el investigador Adolfo León Maya, del departamento de ciencias políticas de Eafit, todas estas teorías tienen un elemento primordial y es “la lucha entre múltiples interpretaciones que lleva a la generación de hipótesis sobre los posibles creadores de un determinado acontecimiento, pues no existe un actor claramente identificado, abriendo así el espacio para soltar la imaginación”. La existencia de sociedades secretas como los Illuminati, criaturas extraordinarias como el chupacabras o planes secretos para derrocar gobiernos son algunas de las teorías de conspiración más populares. Una venda en los ojos El problema que entrañan estas historias es que muchas de ellas no tienen evidencias sólidas y sin embargo son dadas por ciertas por parte de la población. Un sondeo de la Public Policy Polling, realizado en 2013, mostró que algunos estadounidenses creen por ejemplo en teorías como que Barack Obama es el anticristo, que el área 51 sí existe o que Osama Bin Laden sigue vivo. Otro caso representativo es la operación Northwoods, un plan militar de Estados Unidos con el cual se pretendía recibir el apoyo de la población para atacar a Fidel Castro y su gobierno, a través de la realización de actos terroristas falsos para justificar una intervención militar en Cuba. Por otro lado, en Youtube también se encuentran videos con diferentes teorías respecto a hechos históricos y sus distintas versiones. Incluso hay canales dedicados solo a esto, como “Zona De Conspiración”, que tiene más de 54 mil suscriptores. Confianza en la ciencia Hechos científicos como la llegada del hombre a la Luna o el cambio climático también han sido objeto de teorías de conspiración. Respecto a esto, Andrés Ruiz, biólogo con especialidad en astrobiología, dice que cuando se encuentran artículos de este tipo lo primero que se debe hacer es revisar cuáles son las fuentes, “si un artículo no las tiene, hay que dudar”. Otra recomendación de Andrés es buscar información en sitios científicos, como Arxiv, HighWire de la Universidad de Standford o Google Scholar. Además, también hay que revisar cuántas y cuáles referencias bibliográficas tiene cada “paper”. Si tiene pocas, lo más probable es que sean solo elucubraciones. Ante las conjeturas que pululan en la red, lo ideal es, ante todo, cuestionar y dudar. No todo lo que se publica en línea es verdad, pero bajo una mirada crítica y racional, las teorías de conspiración pueden dar apertura a otros puntos de vista. ...