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La Navidad ilumina Carabobo Norte
La Twittercrónica se fue a hacer un recorrido por una parte de los alumbrados de Medellín, que este año abandonaron su ubicación tradicional del Río.
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Los viernes 9, 16 y 23 de diciembre se realizarán recorridos nocturnos guiados, por los alumbrados . FOTOs verónica toro y Jaime Pérez
09 de diciembre de 2016
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Este año los alumbrados estrenaron locación. Son 30 millones de bombillas y 42.000 figuras hechas a mano por 300 personas las que decoran los alrededores del Jardín Botánico, el Planetario, el Parque Explora y el interior del Parque Norte, para complementar los tradicionales de la Avenida La Playa, el Parque Bolívar, Junín y el cerro Nutibara.
La primera parada de la Twittercrónica fue el Parque Norte. En la entrada del parque a los visitantes los recibe un pesebre con figuras de María, José y el niño Jesús. Las puertas están abiertas de par en par para los visitantes: “No hay que pagar para entrar al parque, eso es una buena noticia, pero si se desea montar en las atracciones hay que pagar,” explica Juan Camilo Alvarado, quien trabaja en la taquilla.
Se espera que lleguen 30 mil extranjeros a conocer los alumbrados de este año. Como el chileno Miguel Ángel Farías y su hija Javiera. “Con mi pequeña compañera, vengo de Chile. Es la primera vez que salimos del país solos. Medellín es una ciudad muy cálida, y su gente sin duda también,” cuenta. Miguel explica que escogió a los alumbrados para disfrutar su última noche en Medellín mientras la pequeña lo hala del brazo, para que vayan a la casa gigante iluminada.
Desde Holanda, también llegaron Berend, Imme y Kathelijne. Los tres caminan por el parque, mientras se toman una cerveza. Berend, que apenas está aprendiendo español, cuenta que están felices en Medellín, “ahora vinimos a disfrutar del festival de luces y está muy bonito todo,” dice, feliz. Mientras conversan, un policía se acerca amablemente a recordarles que si están tomando licor, no podrán acceder a las atracciones.
¿Qué dicen los vendedores?
Al salir del Parque Norte, ya está de noche. Poco a poco, en la calle 53, que ahora ha sido cerrada para los carros y solo pueden pasar peatones, empiezan a abrir los módulos de venta de los alumbrados.
Entre gorros, perritos de peluche, lámparas de Peppa Pig y bufandas, se encuentra Diana Londoño. Es su primera vez trabajando en un módulo de ventas durante los alumbrados, pero está convencida de que va a vender muchísimas cosas. “He escuchado de gente que ha trabajado en estos módulos y dicen que esto está muy lindo, hay mucho espacio. La meta es que nos vaya súper bien,” dice, sonriendo.
De los hombros de Arbey Gómez Ramírez cuelgan varias bufandas de colores verde, rojo y blanco, con figuras navideñas. Él no tiene su propio módulo, pero es un buen vendedor y desde el sábado pasado ha vendido más de cien. “Aquí voy a estar toda la temporada, por si alguno se antoja de la bufanda,” dice.
Recorriendo Carabobo Norte
El árbol navideño, que está ubicado entre el Parque Explora y el Jardín Botánico, es la instalación más grande. Tiene 24 metros de altura y una base de 17 metros. También en esta zona se encuentran cuatro grandes bolas navideñas de colores.
Por la carrera peatonal caminan familias, amigos e incluso perritos. Lucía González, Carolina Orejuela y Lina Becoche, amigas de la universidad, lucen sus gorros navideños y recorren los alumbrados entre risas.
Es inevitable no escuchar comparaciones, que el año pasado era mejor, que este año está más bonito. Brayan David Pazos Mejía, quien está muy animado vendiendo sus crispetas acarameladas, opina que es mucho mejor la locación de este año. “Es mejor en esta zona, estuvo sabrosa. En el río no, mucho ladrón. Aquí hay más policía, más buena la cosa,” explica muy espontáneo.
En cambio Isabel, quien prefiere no decir su apellido, no está tan contenta con el cambio. Esta manizalita dice que en años anteriores se veía mucho más impactante, por estar sobre el río.
Final de las luces
El recorrido termina en el Parque de los Deseos, donde cuelgan de lado a lado luces doradas. Un letrero iluminado de Navidad, al que a la última D se le han fundido los bombillos, decora una de las esquinas.
Y así, mientras algunos se dedican a recorrer los alumbrados, otros se acomodan en el suelo para disfrutar la película al aire libre que acaba de comenzar.
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