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“Cami, ¿vos y Santiago todavía son novios? Me escribió un amigo cuando me contó que una amiga suya le había preguntado lo mismo antes de contarle que se había estado hablando, subido de tono, con mi novio por mensajes directos de Twitter”.
Así empieza su historia Camila, una joven de 23 años que como muchos, vio su noviazgo afectado por una infidelidad que se originó y perpetuó por redes sociales.
“Yo después de eso me volví muy recelosa, ¿pero qué podía hacer? ¿Perdirle que cerrara Twitter y no se volviera a meter a Facebook? Es muy difícil”.
Las dinámicas de las redes sociales, mas su mayor uso en dispositivos móviles, brindan herramientas para que cualquier relación, con problemas y necesidades, termine con alguna de las partes siendo infiel. Según el portal Facebook Cheating, uno de cada tres divorcios culpa a esta página por sus problemas.
Una línea muy delgada
¿Pero desde qué momento se considera infidelidad? Esa es la pregunta del millón. La psicóloga antioqueña Ana María Restrepo, especialista en relaciones de pareja y autora del libro sobre casos de infidelidades En pedazos responde:
“Creo que empieza en el instante en que se tiene la intención y empieza a tener pequeños o grandes gestos de coqueteo con un tercero. Es como robar. Uno se puede hurtar 50 pesos o 50 millones. Aunque 50 pesos no le cambian la vida a nadie, eso genera desconfianza. Esto empieza desde pequeñas cosas como una mirada, una conversación o un mensaje de texto. La base de una relación es la confianza y si una persona te roba 50, 200 y luego 500; siempre vas a tener el miedo que te vaya a robar un millón”, explica Ana María.
Además, un estudio de 2013 de la Universidad de Missouri, publicado en la Revista de Ciberpsicología, Comportamiento y Redes Sociales, encontró en sus 205 usuarios encuestados una relación directa entre el uso excesivo de Facebook e infidelidad, rupturas y divorcios.
La palabra clave: cambios
Para Restrepo la clave para saber si le están poniendo los cachos son los cambios.
“Todo tenemos un radar interno que advierte cuando hay peligro”, señala Restrepo. “Uno puede intuir, pero no necesariamente es infidelidad. Lo más importante es no caer en la negación y estar atento a los comportamientos de su pareja. Ya en su momento, confrontarla”.
Los cambios van desde la conducta, hasta lo afectivo y sexual. Estos comportamientos pueden ser causados por depresión o por la personalidad de la pareja, por eso es importante conocerse bien y reconocer que la actitud sospechosa es algo nuevo, más si han pasado semanas así.