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“¿Será posible que El Chapo caiga por cuenta de su familia como Pablo Escobar?” escribió Martín David Duarte, el 16 de julio de este año, en la página de Facebook de Jhon Jairo Velásquez, alias “Popeye”. En menos de 15 minutos, el antiguo jefe de sicarios de Pablo Escobar le respondió: “La diferencia es enorme. Juan Pablo (el hijo) fue demasiado bruto al no saber contestar una llamada periodística y eso hizo que rastrearan a Pablo”.
“Popeye” creó su espacio en esta red social el 7 de junio de este año. “Desde el día de hoy estaré conectado con ustedes para despejarles cualquier duda a los que les interese del tema. Para evitar comentarios malintencionados de terceros, siempre les responderé con la verdad”, dijo en un video este sicario antioqueño que confesó varias veces el asesinato de más de 300 personas y que permaneció 22 años en la cárcel y que desde agosto de 2014 se encuentra en periodo de prueba de buen comportamiento por 52 meses.
El español José León Carrión, profesor de psicología de la Universidad de Sevilla, al ser consultado por EL COLOMBIANO sobre la actitud del antiguo miembro del Cartel de Medellín dice: “El psicópata nunca se cura, nunca se rehabilita y estará esperando siempre la oportunidad para hacer lo que desea. Puede confesar y mentir para salirse con la suya. Las redes sociales son ideales para tratar de conseguir sus objetivos”.
La magíster en ciencias penales y criminológicas Sandra Parra Dionisio, prefiere no dar un dictamen sin realizar antes evaluación neurosicológica, aunque afirma que “Popeye” sí tiene rasgos de psicopatía, lo que significa que “no aprende de sus errores y disfruta con el dolor del otro. Hablar de arrepentimiento de la noche a la mañana es imposible, este tipo de personas tienen muy pocas probabilidades de recuperación”.
Para la también especialista en investigación criminal el cambio que muestra en las redes sociales este hombre de 53 años podría deberse a que esté buscando beneficios administrativos de justicia.
Aunque este caso ha levantado una polvareda en Colombia, la presencia de delincuentes en redes es más común de lo que parece. En México, por ejemplo, imágenes y videos de presuntos narcotraficantes exhibiendo sus lujos o enviando mensajes a sus enemigos circulan normalmente en Internet.
Sin embargo, Jeremy McDermott, director ejecutivo de la fundación InSight Crime que estudia el crimen organizado en Latinoamérica, explica que no es posible saber con certeza si los perfiles en las redes sociales son de quien dicen ser, pues cualquiera puede usar el nombre de un criminal para crear una cuenta. “Los servicios de inteligencia revisan las redes para investigar si hay alguna indicación que les permita determinar si realmente son los criminales y hay información en las fotos sobre su ubicación o contactos”.
Realidad mexicana
Aunque según el presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados de México, Rubén Benjamín Félix, el gobierno de este país trabaja en compañía de Facebook y Twitter para eliminar las cuentas de personas sospechosas de actividades ilegales como el de narcotráfico, la censura es fácilmente violada simplemente creando nuevas cuentas.
Uno de los casos más conocidos de la presencia de narcotraficantes en las redes es el de Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta”, que fue capturado el 27 de febrero de este año. Portales informativos creados por ciudadanos del común como www.changoonga.com y el canal de Yotube Grillonautas2, publicaron videos en los que “La Tuta” es acompañado de políticos y periodistas que acatan sus órdenes. Del líder del cartel Los Caballeros Templarios también se han publicado piezas audiovisuales en las que se ve en el bosque, escoltado por hombres vestidos de camuflado y fuertemente armados.
La psicóloga Parra Dionisio explica que cuando un delincuente hace publicaciones en redes sociales lo que busca es decirle a las autoridades “soy más inteligente que ustedes. Para algunos ser capturados los ayuda a tener mayor reconocimiento para luego hacer fugas como la de ‘El Chapo’ Guzmán y mostrar su poderío. Es una necesidad de que reconozcan su sagacidad”.
Otro de los ejemplos es José Arechiga, alias “El Chino Ántrax”, integrante del Cartel de Sinaloa. Aunque no se ha comprobado que la cuenta en Twitter @comandante57_ sea de él, sí hay indicios como las fotos de armas, vehículos de alta gama, fiestas, yates y mascotas exóticas como tigres que se publicaron allí antes de que fuera capturado a finales de 2013 en Europa.
El psicólogo Carrión explica que “mafiosos, sicarios y delincuentes necesitan un anonimato espectacular; es decir que se sepa de lo que son capaces de hacer pero que legalmente no haya pruebas para meterles en prisión. Necesitan que sus actos sean publicitados preferentemente como héroes o como personas antisistemas y transgresores salvadores”.
Ejemplo de ello son las presuntas cuentas de Twitter de Iván y Alfredo Guzmán Salazar (@_IvanGuzman_, @AlfreditoGuzma o @_AlfredoGuzman_), hijos del primer matrimonio de “El Chapo”. Aunque los perfiles no tienen actividad desde principios de este año, muestran una vida llena de lujos excesivos.
Lo preocupante de esto, según el profesor León, es que los más jóvenes, especialmente los que cuentan con menos estudios o con menor capacidad de decisión, tienden a copiar lo que está en las redes sociales. Y “la emulación de un estilo de vida antisocial y delictivo hace que la mayoría de ellos pasen por la cárcel o sean, a veces, víctimas fatales de la imitación de esas conductas”.