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Mujeres que ponen el pecho
Amamantar es un acto natural y sublime para una mujer, pero para Instagram no es tan simple diferenciarlo de imágenes nudistas.
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Melissa Jean Wilbraham -
Abby Brothers -
Florencia Raggi -
Ana María Franco
12 de mayo de 2016
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Acostada en una cama, con su bebé sobre su torso cubriendo uno de sus pechos y con el otro a la vista, así se mostró el pasado 4 de mayo en su cuenta en Instagram Florencia Raggi, actriz y modelo argentina. Se trataba de una imagen capturada hace 17 años, cuando su hija “se estrenaba en esta vida” y ella en la maternidad. Para la retina de sus seguidores la foto era enternecedora, sin embargo, no pasó los rigurosos filtros de políticas de seguridad en Instagram y fue eliminada.
¿Nudista, pornográfica, atrevida, provocadora, sensible, inapropiada? Con estos diferentes rótulos la red social de publicación de fotos ha diseñado sus parámetros para admitir o no las imágenes que suben sus más de 400 millones de usuarios activos al mes en todo el mundo. El caso de esta modelo argentina no es el único, pero gracias a su estatus de popularidad, logró hacerse visible ante los medios, los cuales recogieron la indignación de sus seguidores.
“De tenaz comparto de nuevo mi foto más preciada (ahora con un tic tac para que no sea censurada) y agradezco cada uno y todos los mensajes de empatía que recibió ayer la (foto) original”, escribió la modelo el 5 de mayo, desafiante, tras publicar una vez más la misma foto, esta vez con un parche que cubriera su pezón, esa parte del cuerpo humano que enciende alarmas para Instagram.
Al día de hoy, todavía el seno de una mujer descubierto no puede ver la luz del flash ante los ojos de Intagram, pero gracias al movimiento #FreeTheNipple (liberen al pezón), el cual fue promovido a comienzos del año pasado por diferentes celebridades de talla mundial como la cantante estadounidense Miley Cirus, hizo posible que esta red social admitiera ‘instagramear’ el acto de la lactancia materna.
En abril de 2015, Instagram comenzó a aceptar este tipo de fotos, una decisión que llegó un mes después de que Facebook pusiera también bajo lupa sus lineamientos sobre qué tipos de desnudos podían ser aceptables.
A un año de este paso, las innumerables usuarias que buscan hacer valer con orgullo su rol de madres, siguen tomando impulso desde ese espacio, y desde diferentes cuentas rinden tributo a este acto con etiquetas como: #LactanciaMaterna (48.469 publicaciones), #LactanciaMaternaExclusiva (10.486), #LasQueAmamantamos (9. 677), #Amamantar (11.224) y #Lactancia2016 (591).
Polémica necesaria
Las opiniones encontradas y toda la controversia que aún hoy puede generar Instagram a la hora de aplicar su normativa para la publicación de imágenes, es una materia interesante para Natalia Barrera Silva, especialista en regulación y gestión de telecomunicaciones y nuevas tecnologías de la Universidad Externado de Colombia y ahora conferencista en el diplomado de Derecho Digital, del entretenimiento y la innovación que dicta la Universidad Javeriana.
¿Hasta qué punto el usuario puede sentir que se le vulnera su libertad de expresión? Para Barrera Silva, dos cosas hay que tener claras: “la primera es que como mujer apoyo el acto de amamantar como algo natural que no debe ser tratado bajo los parámetros del prejuicio, pero jurídicamente hay que tener en cuenta que las redes sociales son empresas privadas que crean espacios privados y están en su libertad y derecho de establecer condiciones o políticas con las que se sientan identificados”.
Para la especialista, el ensayo y error en los terrenos digitales es muy importante y en el caso de Instagram esto ha servido para sacudirse de acusaciones en las que se le señala de mantener un trato diferenciador, esto a propósito de que algunos usuarios reportan fotos provocadoras o sugestivas de artistas que no son censuradas, mientras que las de un seno descubierto en medio de la lactancia sí.
“Hay que recordar que estás plataformas basan su funcionalidad en procesos tecnológicos, que están codificadas con algoritmos, robots o bots, lo que quiere decir que al no haber siempre un proceso humano detrás de la política de censura, hay errores de ese estilo”, explica Barrera.
Agrega la experta colombiana con un máster en Derecho de la Universidad de Columbia (Nueva York) que “lo positivo de estos debates es que el usuario puede exigir, llamar la atención para que estas redes puedan afinar sus políticas y poco a poco ese tratamiento diferencial sea más uniforme. Lo otro positivo es que esto se trata de otro proceso en el que la mujer reinvindica otra forma lucha, reinvindica su propia naturaleza, su feminidad y maternidad”.
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