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“Tenía cinco años cuando sucedió. Me encerraron en una habitación y me torturaron”, cuenta una joven con su rostro transmutado como un dragón que escupe fuego.
En la India, donde por ley no se puede identificar a las víctimas del abuso sexual, esta mujer encontró la forma de contar su historia gracias a la idea del periodista Yusuf Omar de usar los filtros de Snapchat para darles voz propia, sin que sus rostros fueran identificados.
Como editor móvil del Hindustan Times, diario indio en inglés de cobertura nacional, Omar acompañó a otras 50 personas en la primera edición del Escalemos Contra el Abuso Sexual, (Climb Against Sexual Abuse), evento insignia de la organización del mismo nombre.
Este encuentro invita víctimas y voluntarios a subir una montaña de manera que simbolice las luchas físicas y psicológicas que los sobrevivientes a una violación enfrentan cada día. Esta vez la cita fue en la colina Chamundi en la ciudad india Mysore.
Con su celular, el periodista documentó el hecho y recurrió a los filtros de Snapchat para que las mujeres pudieran contar sus historias.
Las grabaciones se compartieron en vivo en su cuenta personal (@yusafomarsa) y luego las recopiló en un video que publicó la página de Facebook del periódico en el que labora.
Una herramienta a la mano
Yusuf Omar, reconocido por su trabajo con las plataformas móviles, señala que pocas personas están aprovechando Snapchat como una alternativa para crear contenidos, cuando tiene tantos instrumentos como los filtros, inserción de texto y emoticones.
La idea provino de una entrevista que vio en televisión al supuesto amante gay del responsable del tiroteo en la discoteca de Orlando, en la cual le cubrían su rostro con una máscara, en vez de volver su rostro borroso o grabar a contra luz. Pensó que con los filtros de Snapchat podría encontrar una mejor manera.
“Ellas no le estaban contando la historia a una cámara, se estaban viendo a ellas mismas en un celular, mientras recordaban sus experiencias. Hay algo muy sincero y personal en eso”, le recuerda Omar a EL COLOMBIANO. “Usando la cámara interna, sentían que se estaban mirando al espejo”.
Las dos mujeres menores de 18 años que hablaron ya tenían experiencia con selfies y reconocían la aplicación, aunque nunca la habían utilizado antes. Omar les enseñó a aplicar los filtros, comenzando con los más divertidos para familiarizarse con su uso y luego las dejó solas mientras se grababan.
Ellas fueron quienes escogieron los filtros y registraron sus testimonios, sin tener que confiar en un tercero que lo editara. Se empoderaron.
“Los ojos son la ventana del alma”, dice Omar. “La tecnología de detección facial que usa Snapchat deja que se sigan viendo sus expresiones, lo que crea un fuerte lazo entre el espectador y el entrevistado”. Y concluye: “de una manera irónica, humaniza la historia”