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Un señor de pelo blanco, con un apellido poco común, de aspecto tierno y bonachón, que no falta ningún día en su cuenta de Twitter @wilcheschaux con una foto de eso que sus ojos ven bello en el cielo o en la Tierra. Ese es Gustavo Wilches-Chaux, un popayanejo a quien muchos llaman “profesor” sin que les haya dado alguna vez una clase magistral.
Es que ha escrito más de 20 libros sobre gestión del riesgo y desarrollo sostenible, tratando de decirle a la gente que la clave para la vida es reconectarse con ella. Por eso también, quizás, ha publicado obras de poesía.
El primer verso lo pensó cuando era niño. Cuenta que desde pequeño su mamá le leía cuentos, “así (como hoy le lee mi hija a mi nieto de 2 años), veía a mi papá y a mi mamá y a mis abuelos escribir, y así me fui animando a hacerlo yo también”. Su primera obra (que aún conserva) es un cuaderno con dibujos y textos cortos que se llama “Lo creado por Dios”.
Este hombre se graduó como Doctor en Derecho y Ciencias Políticas y Sociales, en la Universidad del Cauca. Pero también se encontró en la vida, dice él, con escuelas como los terremotos de Popayán (1983), Tierradentro (1994) y el del Eje Cafetero (1999), que lo marcaron y le enseñaron tanto que en 2004 recibió el Premio Sasakawa que otorgan las Naciones Unidas a organizaciones y personas destacadas en el campo de la gestión del riesgo y la prevención y manejo de desastres, entre otras distinciones.
A la hora de hablar del comportamiento de la Tierra, es él una fuente obligada en Colombia. Y esta semana, él es nuestro Perfil Tuitero. Esto nos dijo a través de Twitter:
¿Qué aprendió de estos terremotos?
“Básicamente, que somos parte de un ser vivo que es el planeta Tierra y que manifiesta a diario esa vitalidad. También que si somos pulgas y picamos al perro en el cual habitamos, no nos podemos quejar de que el perro se rasque”.
Entonces, que ocurra lo que llamamos “desastres naturales” ¿significa que hemos “picado mucho al perro”?
“Desde ese punto de vista, serían ‘naturales’. Como es ‘natural’ que alguien se muera si le pegan ocho puñaladas. Es ‘natural’ que un río que ha sido desviado arbitrariamente reclame a la brava su derecho al cauce. Lo que no es ‘natural’ es que hagamos obras de infraestructura que afecten las dinámicas del agua, que ocupemos cauces o que construyamos ciudades en espacios que, por ejemplo, los volcanes ‘se han pedido’ para ellos. Cuando a los desastres los apellidamos ‘naturales’ le echamos la culpa a la naturaleza de algo que hemos generado los humanos”.
Si nombramos “desastre natural” a un terremoto como el ocurrido en abril pasado Ecuador ¿está bien?
“Es un error común confundir el fenómeno natural con los daños que genera en un territorio incapaz de convivir con sus efectos. Un aguacero es una bendición pero se vuelve amenaza y puede generar un desastre si nuestro techo tiene goteras. Como he dicho varias veces, toda agua es bendita pero uno también se puede ahogar en agua bendita si no toma precauciones. Esas precauciones son la gestión del riesgo. Tomar medidas para que las dinámicas naturales y humanas no generen desastres”.
¿Se asusta cuando tiembla?
“Por supuesto. ‘Lo sabido no quita lo cobarde’. Mentiría si digo que no, porque soy consciente de que somos vulnerables”.
Su cuenta @wilcheschaux está llena de atardeceres, lunas, nubes y montañas de Colombia, ¿tiene algún lugar favorito?
“Intento que mi lugar favorito sea ese en el que estoy y que mi persona favorita sea esa con la que estoy conversando. Pero, en general, Colombia es un lugar en donde se dan cita muchas maravillas de la Tierra. Merece ser vivida intensamente; tenemos el desafío de que niños y adolescentes que solo conocen la guerra se encarreten con la paz”.
Sus publicaciones en Twitter dejan ver su afición a la fotografía, ¿cómo empezó?
“Apenas entré a la Facultad de Derecho de la Universidad del Cauca (en 1972), entré también al Fotoclub de la Universidad, en donde aprendí fotografía y en el cual permanecí hasta que me gradué en diciembre de 1977. Claro que desde mi más temprana infancia la cámara fotográfica era parte del ‘menaje doméstico’ de mi casa y de la de mis abuelos paternos, o sea que me crie rodeado de cámaras”.
En nuestro paseo de esta mañana con Luna nos encontramos esta "hojita"
— wilcheschaux (@wilcheschaux) 17 de abril de 2016
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Hoy no hay caimán en el atardecer. Hoy el atardecer ES CAIMÁN
— wilcheschaux (@wilcheschaux) 15 de mayo de 2016
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Nada como sentarse frente al fogón
— wilcheschaux (@wilcheschaux) 16 de mayo de 2016
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Sus entrevistas y conferencias siempre son muy entretenidas, ¿ese don de la palabra a quién se lo heredó?
“Gracias :-) Me alegra que sientan eso. Creo que el humor y la memoria del humor son dones de los patojos o popayanejos. También he tenido la fortuna de ser amigo y discípulo de muy agradables conversadores y de muy entretenidos maestros”.
Finalmente, usted, como profesor y escritor de más de 20 libros, ¿cuál es la enseñanza que quiere darnos?
“La confianza en la verraquera de la vida, de la cual somos expresiones y parte. La necesidad de reconectarnos con la vida”.